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  • Don Benjamín Maciel Gómez

El templo del Calvario y su monasterio


Hacia el año 1564 según el historiador Naredo, los indígenas de Ahuilizapan (Orizaba) edificaron su primera capilla con horcones y paja en el sitio hoy ocupado por la sacristía del actual templo del Calvario.

Hasta 1580 esta rústica capilla dependía, eclesiásticamente, del templo parroquial de Tequila; ya que hasta ese año, por su mayor importancia, fue Tequila cabecera de Ostotipac (Nogales) y Ahuilizapan.

La pequeña ermita que no tuvo más de 10 metros de longitud, en 1642 fue declarada parroquia por el Sr. Obispo D. Juan de Palafox y Mendoza quien ese año visitó Orizaba; y quien, con el nombramiento dado a su templo, obsequió a los naturales la hermosa escultura de Cristo crucificado que hasta la fecha veneran los orizabeños con especial devoción.

Siete años después, en 1649 los indígenas edificaron, muy cerca de la primera, una segunda capilla de mampostería, madera y paja y a ella pasaron la venerada imagen, la que siguió recibiendo culto y veneración en este lugar hasta el año de 1833.

Después de más de 184 años, esta segunda capilla, que estuvo localizada del lado norte del actual templo del Calvario quedó tan deteriorada por el paso del tiempo y por su endeble estructura, que su torre, su vestíbulo y sus altares iban a caer a tierra. Esto motivó a un grupo de orizabeños descendientes de españoles que habían formado una “Escuela de Cristo” para dar culto a la venerada imagen, para levantarle un nuevo templo mejor construido. Como padre espiritual y asesor de esta “Santa Escuela de Cristo” estaba el sacerdote filipense D. Juan Macario Mendoza, sacerdote descendiente en línea directa del emperador Moctezuma II a través del cacique de naturales D. Miguel de Mendoza y Moctezuma.

El P. Mendoza fue párroco de la parroquia de san Miguel Arcángel hasta la llegada del benemérito sacerdote D. José Nicolás del Llano; y entre los bienes espirituales y materiales que prodigó a la comunidad orizabeña está la construcción de la bella iglesia de Santa María de los Siervos, templo que levantó desde sus cimientos a partir de 1810.

El P. Mendoza, quien además de la construcción del templo tenía planeado construir un monasterio para religiosas que se encargaran de su cuidado y conservación, celebró la primera misa en la obra recién iniciada el viernes santo del año 1833; pero al año siguiente, el día 16 de Octubre de 1834, murió sin haber visto el fruto de sus esfuerzos. Le sucedió en la encomienda el P. José Ma. Besares, sacerdote de la misma congregación filipense. A este sacerdote se debe la terminación del templo y la construcción del convento de Carmelitas Descalzas que hasta la fecha se encuentra a un costado del actual templo del Señor del Calvario.

La construcción del convento se inició el día 12 de Octubre de 1838 y el 19 de Diciembre de 1851 llegaron de Puebla las MM. Teresas para ocuparlo con la “promesa de no salir de él hasta el último día de los tiempos”. Sin embargo a pesar de esta sana intención, el 22 de Abril de 1867, ya formada la comunidad, se les obligó a abandonar su convento para vivir separadas en casas particulares y fue hasta el 29 de Abril de 1953 que volvieron a ocuparlo, sin salir de él hasta nuestros días.

En cuanto al templo, es creencia generalizada que este hermoso edificio de estilo neoclásico se construyó siguiendo planos trazados por el arquitecto valenciano D. Manuel Tolsá; sin embargo no hemos podido encontrar algún testimonio histórico que lo confirme.

Fue construido en un reducido espacio de apenas 1,122 metros cuadrados de los cuales 892.5 corresponden al templo y 229.50 al atrio con su hermoso frontispicio cuya portada, de corte clásico, está compuesta por “columnas de fuste liso y capitel dórico, entablamento con triglifos en el friso, frontón triangular con escultura de ángel en la parte superior y su acceso está flanqueado por jambas tableadas y enmarcado por pilastras de capitel dórico”.

El templo, consta de una sola nave central de 35 metros de longitud que termina en dos espacios laterales en forma de cruz latina. Estos espacios con bellos retablos, desembocan en sendas capillas como parte integrante del altar mayor. La capilla de la izquierda está clausurada y se cree que pudo ser un espacio utilizado por las monjas del convento que estuvo anexo, para participar en los servicios religiosos; y la otra capilla, la del lado sur, está actualmente dedicada a la Virgen de Guadalupe. En este mismo costado sur se encuentran la sacristía, (primitivo asiento de la primera parroquia que tuvo Orizaba); además de las oficinas y habitaciones de los señores sacerdotes.

Los sacerdotes que a través de los años han estado al cuidado del Santo Cristo del Señor del Calvario fueron: primero, los filipenses, y después, hasta la primera mitad del pasado siglo, sacerdotes del clero secular. Vinieron después los Misionero del Corazón de María, conocidos como los PP. Cordimarianos o Claretianos; quienes ejercieron su ministerio en El Calvario hasta 1992.

A partir de esta fecha y durante 15 años ininterrumpidamente, los servicios religiosos del templo y la atención espiritual a los numerosos orizabeños que a él acuden, estuvieron cargo de los PP. Misioneros de Espíritu Santo y actualmente a cargo de sacerdotes de la diócesis de Orizaba.

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