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  • Don Benjamín Maciel Gómez

El Palacio de Hierro


Para proteger a los indígenas de los abusos y vejaciones a los que eran sometidos por los españoles, el benévolo virrey D. Luis de Velasco les concedió en 1553 tener autoridades propias y poder nombrar, libremente, sus gobernadores y alcaldes; situación que duró hasta el año de 1824.

Con esta facultad los indígenas podían usar en las bancas de la parroquia, gracias a una merced de Carlos III, el escudo de armas del monarca español; y el año de 1600 construyeron de cal y canto su palacio de gobierno o Cabildo de Naturales, que sirvió también como la primera escuela de Orizaba donde recibían instrucción primaria los hijos de españoles y algunos hijos de indios distinguidos de Ixhuatlán.

La recia construcción que, hasta mediados del pasado siglo, estuvo ocupada por una tienda de ropa y mercería con el nombre de La Colmena, estuvo localizada frente al Palacio de Hierro, a un costado de la parroquia de san Miguel; y fue demolida más tarde para levantar en su sitio el Edificio Álvarez Zardain, (hoy Edificio Catedral).

Fue hasta el 4 de Agosto de 1765, doce años después de construido este primer palacio de gobierno que tuvo Orizaba, que los españoles, supuestamente los fundadores de nuestra ciudad, por la “Expedición de la Real Cédula del Rey de Castilla” pudieron formar su propio ayuntamiento y levantar, en 1775, su propio edificio para Palacio Municipal.

El Palacio Municipal o Casa Consistorial de los españoles, es la construcción que se encuentra atrás del Palacio de Hierro sobre la pequeña cuadra antiguamente llamada Constitución de 1857; y que está localizada entre Madero y Norte 3.

Esta Casa Consistorial de españoles funcionó 37 años, hasta 1894; pues en 1891 siendo Jefe Político del Cantón de Orizaba D. Ángel Jiménez Prieto y alcalde municipal D. Julio M. Vélez, el cabildo en reunión especial del día 15 de Abril de ese año, determinó construir un nuevo palacio municipal más adecuado al adelanto urbanístico y a la pujanza industrial de Orizaba en aquella época.

Por las costumbres “europeizantes” de la época porfiriana se determinó no construir un palacio de mampostería (muy costoso y poco elegante); sino importar de la misma Europa una construcción de metal semejante a los castillos y construcciones metálicas muy en boga en Nueva Orleáns y en el Viejo Mundo; y se comisionó como intermediario y gestor para adquirirlo a D. Ángel Vivanco Lama, influyente orizabeño quien ofreció sus servicios gratuitamente.

Don Ángel Vivanco, conforme a un plano adecuado al lugar de su futura instalación: (el pequeño espacio de la Plaza de Armas de Orizaba) adquirió de la Cia. Belga Verhaegen et Jaguer, el edificio metálico del palacio, totalmente desarmado y desarmable, puesto en el puerto de Veracruz.

El precio de la operación fue de 25 mil francos belgas equivalente en aquel entonces a $72,000.00 pesos plata; precio que incluía el flete hasta el puerto veracruzano.

El municipio no tenía posibilidad de pagar esa cantidad; pues estaba endeudado con D. Manuel Carrillo Tablas con un préstamo que obtuvo para la construcción de la Plaza del Mercado (Mercado Melchor Ocampo); y solicitó nuevamente al rico terrateniente otros $60,000.00 pesos plata que recibió el 24 de Octubre de 1891 a un plazo de 20 años con un interés de 6.5% anual.

El gobierno del Estado hizo el compromiso con el gobierno municipal de aportar otros $20,000.00 pesos plata; pero, en medio de retrasos y muchas dificultades sólo cumplió con aportaciones de $1,000.00 mensuales, a largo plazo.

Las piezas prefabricadas que componen el singular edificio desarmado son de hierro galvanizado y acero laminado para paredes y techos; y de madera machihembrada para puertas, ventanas y pisos, además de ladrillos rojos, herramientas de carpintero y herrero para el armado, cuadros al óleo para todo el edificio y un gran reloj para la torre principal.

Todas estas piezas con un peso cercano a las 60 toneladas llegaron de Amberes a Veracruz en los vapores europeos Havre, Paris y Vala, para ser transportados por ferrocarril a Orizaba, donde fueron recibidos por el Ing. D. Arturo B. Coca a fines de marzo de 1892.

El Sr. Coca, un ingeniero mecánico-textil dedicado a la construcción de ferrocarriles e instalación de trapiches recibió los planos de instalación de la Cia. Belga Societe Anonyme Des Gorges D’aiseav Belgique; pero como no estaba capacitado para armar el edificio, sólo se ocupó de hacer los cimientos en un terreno cenagoso que necesitó pilotes de madera para consolidarlo; era, pues necesario, traer personal de la empresa vendedora para poder armar todas las piezas.

Ante la imposibilidad de pagarles a un jefe y dos operarios belgas gastos de viaje de ingreso y regreso, salarios diarios, comida y alojamiento en buenos hoteles, póliza de seguros y tiempos extraordinarios en francos belgas que sumaban varios centenares, las autoridades orizabeñas optaron por emplear operarios mexicanos bajo la dependencia del Ingeniero Coca.

La inexperiencia del jefe y su personal les hizo cometer varios errores y prolongar más el tiempo programado para la ejecución de la obra que, en Noviembre de 1892, estaba incompleta y a punto suspenderse.

Vino después el cambio de autoridades estatales y municipales y el Sr. D. Teodoro A. Dehesa asumió el cargo de Gobernador del Estado y el Sr. Ricardo Segura el de Alcalde Municipal; y el ayuntamiento que promovió la construcción de este singular palacio municipal ni siquiera estuvo presente en su inauguración; la cual se llevó a efecto el día 15 de Septiembre de 1894 con la presencia del Presidente de la República, Don Porfirio Díaz, entre la algarabía del pueblo y a la mortecina luz de numerosas farolas de petróleo que en vano intentaban rivalizar con las incandescentes bujías de luz mercurial traídas a Orizaba apenas tres años antes.

Nuestro Palacio de Hierro ocupando un espacio de 1,800 metros cuadrados y que, a decir del Gobernador Dehesa, por su extraña elegancia europea en un ambiente pueblerino lucía como “un hombre rubio y de ojos azules en un mercado de Zongolica”, funcionó como residencia oficial de presidencias y consejos municipales durante 97 años; pues en 1991 bajo la presidencia del Arquitecto Isaías Rodríguez Vivas (1988.1991) fue clausurado para trasladar los servicios municipales al cuarto Palacio Municipal de Orizaba, localizado en la Avenida Colón Poniente de esta “Ciudad de las Aguas Alegres”.

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