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  • Don Benjamín Maciel Gómez

EL VERDADERO PATRIOTISMO.


Septiembre, (decimos) es el “mes de la patria”.

Esta definición, repetida como estribillo durante el mes de septiembre de cada año, se ha convertido, como tantas otras frases importantes y llenas de significado, en sólo palabras huecas, recitadas por formulismo o por costumbre folclórica con fingido patriotismo que, resulta más bien, risible patriotería.

Si en una encuesta general preguntamos a los mexicanos ¿Qué es la patria para ti? las res puestas más socorridas y muchas veces poéticas, serán las siguientes:

*.-La Patria es el territorio donde vimos la luz primera con nuestros familiares y ancestros, con la cultura, costumbres y tradiciones que nos han legado; cultura, costumbres y tradiciones que nos dan un privilegiado lugar en el mundo.

*.-La patria es mi gente, mi historia, los héroes y prohombres que nos dieron libertad y paz, les estructuras sociales que disfrutamos y mi particular creencia en la religión.

*.-La patria es el lugar bendecido por Dios con hermosos paisajes, mares y ríos, extensos desiertos y exuberantes praderas, montes y montañas con verdaderos tesoros en sus entrañas… etc. etc.

Y estas realidades, simbolizadas por nuestro pabellón tricolor, son plausibles y verdaderas para darnos idea del ser patriotas; pero el diccionario define la palabra el patriotismo como “Amor a la patria”

Y si hacemos en otra en encuesta estas preguntas: ¿Amas sinceramente a la patria? ¿Crees, sientes, vives sinceramente lo que me dices?

Porque “amar a la patria” nunca lo hicieron quienes en largas y fratricidas luchas sólo buscaron poder por ambición y dinero.

Y no lo hacen el reducido grupo de millonarios entre los cuales se encuentra el hombre más rico del mundo, que, acaparando casi todos los bienes comunitarios, han propiciado a través de la historia, la proverbial pobreza de México.

Y no lo hacen el enjambre de políticos arribistas de TODOS los partidos que de estar, la mayor parte de ellos, en “la quinta chilla” se vuelven arrogantes multimillonarios con el trabajo, el sudor y el hambre de sus compatriotas.

Y no lo hacen los profesores que han olvidado su muy noble vocación transformándola en despreciables y escandalosos motines, privando a la juventud del más sagrado entre sus derechos: el derecho a la cultura y la educación.

Y no lo hacen los, cada vez más numerosos, asesinos que, en busca del dinero fácil, asaltan, secuestran, roban y matan con saña inaudita a sus hermanos de raza, adultos, ancianos, mujeres y niños.

Y no lo hacen los desalmados narcotraficantes que con las drogas están acabando con la esperanza de redención de todas nuestras desgracias, esperanza cifrada en nuestros niños y jóvenes a quienes muy lenta pero eficazmente asesinan con la terrible drogadicción.

Y no lo hacemos TODOS nosotros cuando callamos y nos cruzamos de brazos en actitud indolente, sin intentar hacer todo lo que esté a nuestro alcance para acabar con los numerosos apátridas.

Y no la amamos porque amar a la patria con auténtico patriotismo es ,en primer lugar, amar a nuestros compatriotas hermanados por la raza o por su amor al país. Es esforzarse porque los bienes de nuestra pródiga tierra se conserven y multipliquen con verdadera conciencia ecológica y que estén al alcance de todos los mexicanos, en una solidaridad auténtica y no política, sino verdaderamente patriótica. Es saber y poder elegir como gobernantes, a hombres y mujeres capaces y honrados y con auténtica vocación de servicio… es comprometerse, en serio, por la grandeza de México.

Y esto se logra con verdadera conciencia cívica, expresada todos los días y no sólo con festones y banderitas de tres colores y eufóricos gritos en las principales plazas de nuestros pueblos los días 15 y 16 de septiembre.

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