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Don Benjamín Maciel Gómez

Don Rafael Delgado y Sainz


​​Aunque nació en la vecina ciudad de Córdoba el 20 de agosto de 1853 por su sincero amor a Orizaba gran parte de la corta vida de don Rafael Delgado transcurrió en esta ciudad, la cual fue escenario de su fecunda vivencia como hombre de letras, preclaro maestro y ciudadano ejemplar; como también es la tumba donde, a partir del 20 de mayo de 1914, descansan sus restos mortales.

Fueron sus padres don Pedro Delgado y doña María de Jesús Sainz quienes, a escasos meses de nacido el niño, por el rechazo de don Pedro al “Movimiento Liberal de Córdoba” (sic), abandonaron esa ciudad para radicar en esta ciudad de las densas neblinas y del icónico chipi,chipi..

Aunque de niño radicó algunos años en la capital del país, fue en los colegios de Pluviosilla y en el seno del hogar donde Rafael recibió una educación esmerada al cobijo de un tío suyo de nombre José María Sainz Herosa, sacerdote, Canónigo Doctoral de la Colegiata de Guadalupe.

A la muerte de su tío y mentor el joven Rafael siguió nutriendo su intelecto en la rica biblioteca heredada del sacerdote, con autores griegos, latinos, españoles, franceses e italianos, cuyos idiomas llegó a dominar., titulándose como maestro de la escuela nacional de Orizaba.

El manejo de estos idiomas fueron base en la formación del estilo narrativo, espontaneo, fluido y natural de las numerosas obras escritas por su fecunda pluma.

Además de prestigiado mentor, don Rafael fue poeta de altos vuelos, periodista, escritor de teatro, cuento y novelas llegando a ser uno de los más grandes literatos que ha dejado su huella en la vida académica y social de esta región.

En el Estado de Jalisco fue encargado, por poco tiempo, de la Dirección de Educación Pública, por encargo del gobernador de ese Estado, don José López Portillo y Rojas. Una afección de artritis que lo acompañó largos años de su vida, lo hizo dejar este cargo para volver a Orizaba.

Maestro por largos años del Colegio Preparatorio donde formó, literariamente, a numerosos intelectuales orizabeños, en 1892 ingresó como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua; y a partir de 1896, fue miembro de número de la Sociedad Mexicana de Historia y Geografía.

Con un vida bohemia de completa soltería, como periodista colaboró en Orizaba con el periódico El Reproductor y en la ciudad de México con los periódicos El Tiempo, El País y la Revista Moderna.

Sus obras más conocidas son: “Mi vida en Soledad 1879”, “Antes de la boda” monólogo 1899, “Caja de dulces y una taza de té” (teatro-1878), “Narraciones Breves, Cuentos y Notas” (1902) “Sonetos” (1904), su novela corta “Historia Vulgar” novela corta (1904) Lecciones de Geografía”(1910) y sus novelas “clásicas” “La Calandria” (1890), “Angelina” (1893) y “Los Parientes ricos” (1901-1902). “Sonetos”, en publicación póstuma (1940)

Sobre la calidad literaria de su obra sus críticos aseguran que descolló en un trabajo narrativo influido por el realismo español con un estilo realista, costumbrista y regional, presente en sus novelas con prototipos que corresponden al mexicano de su época en tiempos del Porfiriato en Pluviosilla.

Para Mariano Azuela don Rafael Delgado fue el mejor novelista mexicano del siglo XIX con la armonía de fondo y forma con el medio social que le tocó vivir, aparejados con un manejo excepcional del idioma castellano.

Con su muerte “El Imparcial” periódico dirigido por el poeta Salvador Díaz Mirón, entre otros sentidos conceptos de condolencia publicó lo siguiente: ”México está en día de infortunio: un insigne escritor y excelente pedagogo falleció en Orizaba: don Rafael Delgado.”

En 1953 la Universidad Veracruzana publicó sus obras completas para conmemorar los 100 años de su natalicio.

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