Hasta siempre Don Benjamín

Esta mañana conocimos la triste noticia del fallecimiento de nuestro estimado Don Benjamín Maciel Gómez. Por ello quiero compartirles estas líneas para recordarlo y agradecerle sus invaluables aportaciones a este grupo que creció y se consolidó de su mano y a su vez difundió su trabajo a lugares tan lejanos como U.S.A., Brasil y Japón desde donde algunos miembros nos siguen.

Un día 6 de octubre de 2014 Don Benjamín me recibió en su casa muy amablemente. Sin conocerme (más que a través de la internet) me trató como un amigo y me obsequió 3 de sus libros, Orizaba antigua apenas contaba con pocos miembros. Mi visita en esa ocasión fue muy breve.

Durante el siguiente año y en gran medida gracias a las excelentes aportaciones de Don Benjamín que aparecían martes y sábados el grupo creció exponencialmente llegando a ser casi 9,000 los miembros que lo integraban. Tuvimos una reunión el 26 de septiembre del año pasado y debido a que a Don Benjamín no le fue posible asistir al día siguiente acudí a su hogar para entregarle a nombre de todos un reconocimiento que le emocionó muchísimo. Me ofreció unos deliciosos pambazos orizabeños y un exquisito vino que degustamos durante mi estancia.

Hacía tiempo le había propuesto a Don Benjamín hacerle una entrevista, pues el grupo estaba ávido de conocer más a fondo a este personaje que con amenas charlas escritas le revelaba la historia de la Pluviosilla de antaño, sin embargo declinó amablemente la oferta.

En esta visita, en que le entregué el reconocimiento, tuvimos la ocasión de platicar largamente. Debo admitir que tuve el impulso de grabar sin decirle dicha charla pero me abstuve de hacerlo en virtud de que hacerlo sería faltar a la confianza con que Don Benjamín me distinguió.

Sin embargo creo que no molestará a Don Benjamín compartir con ustedes algunos de los pormenores de dicha reunión. Tuvo a bien, además de convidarme el aperitivo que antes mencioné, mostrarme su biblioteca. En ella había diversos libros sobre la historia de Orizaba, estaban también los escritos por él mismo, libretas con poemas y pensamientos. Me permitió hojear también algunos ejemplares de la revista interna de la cervecería Moctezuma: “Panorama”, de la cual era un redactor cotidiano mientras laboró en la empresa.

Pero lo que me parece más importante compartir con ustedes, especialmente quienes han seguido de cerca el trabajo de Don Benjamín, es que atesoraba impresos en hojas debidamente engargoladas los comentarios que recibía en sus publicaciones. Sí, se tomaba el tiempo de copiarlos y archivarlos para después poder tenerlos siempre a la mano y apreciar de nueva cuenta las muestras de aprecio del grupo. Realmente valoraba cada uno de sus comentarios.

-“Puede parecer un poco vanidad pero en realidad quiero que esto quede como un legado para mis hijos y nietos y puedan saber quien fue su abuelo”- fueron sus palabras al compartir conmigo estos textos. Charlamos durante un par de horas, le comenté que yo mismo había tenido una idea similar al escribir algunas cartas a mi hijo para diversas edades para que en caso de que llegase a faltar no se sienta tan sólo. Le pareció una idea interesante.

Hubiese querido quedarme más tiempo, pero me pareció inoportuno exponerlo a fatigarse. ¡Ya habría otra ocasión!

Sin embargo a veces es difícil poder dejar las ocupaciones y hacer el viaje hasta Pluviosilla, pasan los meses y uno retrasa sus planes. El tiempo sigue su marcha y me apena no haber podido compartir más momentos con Don Benjamín quien me deja (y creo que a todos) la lección de que el que más sabe debe ser el más humilde y cortés, alejarse de afanes protagónicos y tratar a todos siempre con respeto sin menospreciar a nadie. Hoy quiero recordarle como ese 27 de septiembre del año pasado, sonriente y vivaz, algo apenado por traer sus ropas para hacer jardinería en su bello traspatio pero ¿no es acaso esa la condición ideal de un hombre a esa edad?

Que descanse en paz y sepa que su legado permanecerá no sólo para su familia sino para todos nosotros con los que tuvo la gentileza de compartir sus conocimientos y su calidez humana.

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