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Don Benjamín Maciel Gómez

El Santuario Guadalupano “La Concordia”


El hermoso santuario Guadalupano conocido como La Concordia tuvo un modesto principio: una humilde capilla de madera y paja.

En los albores del siglo XVIII en el antiguamente pantanoso barrio de Omiquila y Tepatlaxco (hoy barrio de La Concordia) un indígena ciego de nombre Domingo de Ramos González, llevado de su amor a la Virgen Morena del Tepeyac, en un solar de su propiedad construyó con sus propios medios, una pequeña capilla para dar culto a la Virgen y tener acceso a los sacramentos que, por la lejanía de los dos principales templos: San Miguel y san Juan de Dios, era difícil recibir.

Esta pequeña ermita según antiguos textos citados por el historiador Arróniz en su Ensayo de una historia de Orizaba, estaba “Cubierta de tejavana, sustentada en horcones y cercada por cuilotes y malas hierbas… Y no tenía más sacristía ni torre que un árbol donde colgaban una campanita para llamar a misa...” fue inaugurada el 13 de Diciembre de1709 para celebrar la santa misa y los demás actos de culto.

Tres años después, hacia 1712, el piadoso indígena guadalupano con ayuda de sus vecinos ensanchó la ermita; y al año siguiente “le quitó el cercado de maderas y la circundó de paredes de piedra y barro con ripio de mezcla”

Parece ser que para esas fechas, según el testimonio del jesuita Taillander (citado por Arróniz) “la población de Orizaba estaba compuesta por 510 familias de españoles, 300 de mestizos, 220 de mulatos y 80 9 de indígenas del idioma mexicano”

Por circunstancias que la historia ignora; pero quizás por la insalubridad del lugar y la difícil convivencia de los menospreciados indígenas con la llamada “gente de razón”, ese mismo año de 1712 los habitantes de Omiquila emigraron hacia el S.E. (por el rumbo de santa Gertrudis) para fundar una colonia que hasta la fecha lleva el nombre de Barrio Nuevo y esta circunstancia se reflejó tan penosamente en la reconstruida ermita que, pronto quedó en total abandono y su estado en tal deterioro que "caídas las puertas, se tapaban de noche los huecos con pedazos de tarima para que no entrasen los animales”.

Hacia 1729 el grupo de residentes de Omiquila y Tepatlaxco que no habían emigrado a Barrio Nuevo se había incrementado con las familias españolas de tal manera que, sus insatisfechas necesidades espirituales por el alejamiento del “núcleo urbano”, encendieron el celo apostólico de dos sacerdotes filipenses: el cura D. Benito García Gambino y el Teniente de cura (vicario) Lic. Antonio de Clorza.

Estos dos sacerdotes: don Antonio de Clorza como promotor y D. Benito García Gambino como ejecutor, iniciaron ese año de 1729 con la ayuda de los vecinos españoles, la construcción del actual santuario guadalupano.

Para realizar la piadosa obra al amparo de Nuestra Señora y obtener de ella el necesitado auxilio, D. Benito mandó pintar a la capital del virreinato una imagen que fuese “copia fidelísima del sagrado original”

La pintura fue realizada por el afamado pintor de arte sacro, el Pbro. y Lic. D. Nicolás Rodríguez y, según testimonio certificado, fue “tocada al original” el día 2 de Septiembre de 1730.

La construcción del santuario avanzaba con paso lento porque la penuria extrema levantaba problemas y dificultades a los dos celosos sacerdotes. Pasaron así más de siete años y los fervorosos vecinos sintieron la necesidad de jurar con toda solemnidad su fidelidad y amor a la Virgen Morena.

Acudieron pues ante el Pbro. D. José Luis León “cura de esta doctrina” representados por dos destacados miembros del pueblo: D. Tomás Trujillo “Alcalde Mayor de este Partido” y D. Gaspar de Bedriñana, benefactor de la villa de María de Guadalupe “con todas las formalidades necesarias y otorgando jurídica escritura, aceptaron a Nuestra Señora la Virgen María, por Patrona”

Este juramento hecho el día 11 de Diciembre de 1741 “se extendió también a celebrar anualmente su fiesta el día 12 de diciembre”

El fervor religioso despertado por estos acontecimientos en la sencilla gente del pueblo que, siempre se ha distinguido por ser la más generosa, aceleró con sus contribuciones la construcción, la cual se vio terminada en 28 meses después de dicho juramento.

En 1740 se concluyó pues la construcción del anhelado templo que fue consagrado ante la preciosa imagen de la Virgen Morena al año siguiente.

El día 30 de Octubre de 1741 entre grandes festejos y la sana algarabía del pueblo, se hizo la solemne bendición del templo que fue declarado santuario al año siguiente (6 de Enero de 1742) “con independencia de la parroquia de san Miguel.

Como reconocimiento a su infatigable celo apostólico, D. Benito García Gambino fue nombrado capellán del santuario, tomando posesión de su cargo el 18 de Mayo de 1741.

37 años estuvo pues D. Benito García Gambino al frente del santuario guadalupano contados a partir del inicio de la construcción; y antes de terminar su fructífera labor proyectaba construir un colegio para niñas anexo al templo “para emplearlas en alabanzas a la Virgen”

------------------------------- A partir del año 2003 el virtuoso sacerdote filipense Pbro. Francisco Aguilera Medrano con la colaboración de Fomento Cultural Banamex y de los fieles católicos orizabeños, hizo una hermosa y artística reconstrucción general de interiores y exteriores del santuario; y el día 12 de Diciembre del año 2005 Monseñor Hipólito Reyes Larios, Primer obispo de la diócesis de Orizaba lo declaró, por medio de un decreto, Santuario Diocesano.

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