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  • Don Benjamín Maciel Gómez

El Templo de Los Dolores


Con la trágica muerte en la asonada de 1870, del cronista de Orizaba D. Joaquín Arróniz, por una bala perdida, se perdieron, según el historiador Naredo, importantes documentos históricos que poseía sobre la fundación de esta capilla. Los únicos datos que tenemos son los escritos por el mismo señor Arróniz en su “Ensayo de una Historia de Orizaba”; datos que en su versión textual, son los siguientes:

“La capilla o iglesia de Los Dolores se comenzó en 1720 y fue terminada en 1729.El punto elegido entonces para fundarla estaba completamente desierto: la Capilla comenzó a levantarse en medio del llano, limitado al Sur por algunas casas de la antigua Calle Real Vieja, y al Norte por las chozas de los pocos indios que aún permanecían en el barrio de Omiquila Guadalupe. Grave fue el error de los que dirigieron la obra al escoger el punto en que está la Iglesia; porque sin disputa fue, en gran parte, el origen de la irregularidad de la calle principal. Sin embargo, parece que al edificarla allí, se pensó en formar una Plazuela, con lo que se explica la excesiva anchará que la calle tiene frente a la Capilla. Después la desidia y la poca eficacia en vigilar, dio por resultado que se construyeran por ese rumbo las casas sin observar ninguna regularidad".

Como observamos por este escrito, su nacimiento y su historia tuvieron escasa importancia; y así se mantuvieron por muchos años; pues en 1770 el señor cura de san Miguel D. Antonio Francisco Illueca, escribió refiriéndose a la capilla que “estaba bastante pobre y sin recursos y mostraba la mayor soledad y desamparo”.

El día 17 de Enero de 1755 este sacerdote que, según sus contemporáneos trabajó empeñosamente en bien de la población, solicitó al Alcalde Mayor D. Francisco Antonio Patiño, la licencia necesaria para abrir un hospital o casa de salud para mujeres enfermas, del que por mucho tiempo careció Orizaba, en una casa donada por la señora Dña. Bárbara Horué; casa que estuvo situada en la “calle que baja de la sacristía de la Parroquia para el convento del Señor San Juan de Dios”(Norte 2 y Sur 3); y ya construido este primer hospital, funcionó en ese lugar hasta el año de 1767.

Ese mismo año de 1767 D. Francisco Reguera y Villamil, Regidor Alférez Real, donó una casa de su propiedad contigua a la capilla de Los Dolores (donde se ubica hoy la Escuela Orizaba) y el Sr. Illueca hizo gestiones para trasladar a esta casa el hospital de mujeres que funcionaba, precariamente y en reducido espacio, en la casa donada por la señora Bárbara Horué.

Con este hospital anexo la capilla de Los dolores cobró nueva vida; pues a partir de su instalación llegaron sacerdotes dedicados al culto del templo y a los auxilios espirituales para las enfermas; y con ellos, personal de mantenimiento, que se encargó de su conservación y decoro.

En 1850 se trasladó a Los Dolores la Hermandad de la Santa Escuela atendida por sus capellanes, el último de los cuales fue el P. Joaquín Cueto, uno de los pocos sobrevivientes de los padres del Oratorio de san Felipe Neri, quien pasó después a la iglesia de san Juan de Dios.

En 1860, por las leyes de Reforma, el hospital de Los Dolores pasó a ser propiedad de las Juntas de Caridad, pero siguió funcionando como hospital hasta 1868; año en el que, trasladadas las enfermas al ex Oratorio de san Felipe Neri, la casa fue convertida en asilo para niños desamparados.

De esta manera la iglesia de Los Dolores volvió a quedar en el más completo abandono hasta el año de 1890. Este año llegaron a Orizaba los PP. Josefinos Melitón Acosta y Luis Beltrán quienes, haciéndose cargo de la capilla, la repararon y la abrieron nuevamente al culto. Con los sacerdotes josefinos llegaron también 6 señoras de la misma congregación y establecieron en Orizaba una escuela para niñas que, presumiblemente, es el antecedente del actual Colegio Vila seca.

Durante los aciagos años de las luchas fratricidas de la revolución mexicana, el templo de Los Dolores, como los demás templos de la ciudad, no escapó de la profanación y saqueo de las hordas carrancistas: En Marzo de 1915 llegaron a Orizaba trenes con más de 5,000 obreros y artesanos integrantes de los Batallones Rojos de la Casa del Obrero Mundial entre los cuales, acompañando al Presidente D. Venustiano Carranza, venían los pintores Gerardo Murillo (el Dr. Atl) y José Clemente Orozco. Los pintores anarquistas se posesionaron del templo para celebrar sus reuniones y de una imprenta que existió hasta la segunda mitad del siglo pasado, para editar en ella el periódico revolucionario “La Vanguardia”

Terminada la lucha armada y ya recuperados los templos que el fanatismo anticlerical del Coronel Adalberto Tejeda había mandado clausurar, el Señor Cura Dn Ignacio Díaz que el 18 de Julio de 1936 fue nombrado párroco de La Concordia, atendió también el templo de Los Dolores, el cual formaba parte de su extenso territorio parroquial que llegaba, por la parte norte hasta el barrio de El Espinal, y por el Sur hasta el templo de San Antonio Jalapilla. Con su dinámico celo apostólico el Padre Nachito levantó desde sus cimientos la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en el Espinal, reconstruyó el templo de san Antonio Jalapilla que estaba en ruinas, e introdujo grandes mejoras en la capilla de Los Dolores.

En 1908 murió el P. José Joaquín Cueto, el último de los sacerdotes filipenses ligados a la historia del Oratorio del cual fueron expulsados por el Gobierno en 1862; y fue hasta el día 6 de Enero de 1960 que otros religiosos de la misma congregación llegaron nuevamente a Orizaba; esta vez para fundar un colegio que, con el nombre de Colegio Neri, funcionó, el primer año, en la casa número 83 de la calle Colón y después en la calle Sur 17 hasta 1970. Este año el colegio pasó a otras manos y tiempo después fue clausurado.

Al frente de estos filipenses vino como Prepósito de la congregación orizabeña el P. Miguel Ángel Rodríguez, acompañado de los seminaristas Francisco Aguilera Medrano y Héctor Linares Abaroa.

En el mes de Julio de 1963 el P. José de Jesús García Islas, Prepósito de los filipenses de Puebla, recibió de manos del Sr. Arzobispo de Veracruz D. Manuel Pío López Estrada, el templo de Los Dolores a cambio de la Iglesia de La Concordia, santuario guadalupano que fue propiedad de hijos de San Felipe Neri. En el solemne acto de la permuta estuvieron presentes, acompañando al P. García, religiosos de las congregaciones de Puebla, del Distrito Federal y de san Miguel Allende; además de los filipenses orizabeños y de varios seglares invitados, entre los cuales estuvo presente el autor de estas líneas.

Desde que llegaron por segunda vez a Orizaba los PP. filipenses se han distinguido por su celo apostólico en provecho de la grey católica orizabeña.

El P. Francisco Aguilera Medrano, hoy administrador diocesano y párroco de la Concordia, levantó desde sus cimientos el hermoso templo de san Felipe Neri en la Colonia Ferrer Guardia y recientemente reconstruyó y hermoseó tan artísticamente el santuario guadalupano que, junto con la devoción que inspira, produce verdadero deleite piadoso contemplar la obra ya terminada. En cuanto al templo de los Dolores, hoy convertido en Rectoría, cuando les fue entregado era un templo con muchas carencias, tanto en lo material como en sus funciones de culto; y los PP. filipenses como capellanes del templo, lo han ido transformando de tal manera que hoy es uno de los templos más concurridos de la población.

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