Conflictos íntergremiales del sindicalismo regional
A una década de los trágicos sucesos del 7 de Enero de 1907, el sindicalismo regional empezó a consolidarse y a cambiar, poco a poco, el entorno laboral, social y político de esta región fabril.
Numerosos grupos de trabajadores se aglutinaron en sindicatos, los cuales llegaron a formar una gran central obrera con las siglas de CSOCO : Confederación Sindicalista de Obreros y Campesinos del Distrito de Orizaba, la cual al poco tiempo se convirtió en la Confederación Regional Obrera de México (CROM) que tuvo significación decisiva en el sindicalismo nacional.
Con el despertar obrero reclamando educación, derechos laborales y justicia social, empezaron a surgir en la región escuelas para niños y escuelas nocturnas para los trabajadores denominadas “escuelas suplementarias”. Con el 1% del salario semanal de los obreros textiles se construyó la Escuela América en Ciudad Mendoza ; se erigió una Escuela Textil de estudios superiores para formar ingenieros textiles con hijos de trabajadores y en el CEO (Centro Educativo Obrero- hoy Palacio Municipal de Orizaba-) se impartían clases de Inglés, mecanografía, taquigrafía, redacción, contabilidad y música, entre otras disciplinas.
Con el Contrato-Ley de los obreros de fibras blandas (algodón) firmado en 1927, se obtuvieron los mejores salarios a nivel nacional; y en el aspecto político, ya desde principios de la segunda década del pasado siglo, los obreros accedieron a las presidencias municipales de la región con todas las ventajas inherentes al puesto.
Sin embargo, la atávica ley del más fuerte o mejor adaptado que rige la vida y conducta de todos los seres vivientes, pronto se hizo presente en los grupos sindicales: los más audaces y mejor preparados, astutamente se convirtieron en líderes de los demás; y fueron, inevitablemente, aceptados como guías de los pequeños y grandes grupos. En la CSOCO, que llegó a ser la más fuerte central obrera del país, Luis Napoleón Morones fue líder indiscutible a nivel nacional; y a nivel local Eucario León, un oaxaqueño de escasos 1.55 mts. de estatura; pero que exhalaba astucia por todos los poros del cuerpo y el orizabeño Martín Torres, desde 1930 se convirtieron en los máximos dirigentes del sindicalismo regional.
Desafortunadamente el fatídico y natural impulso que lleva al pez grande a devorar al pequeño, hizo aflorar en casi todos los líderes sus intereses mezquinos y su afán de riqueza y poder; y ellos, olvidándose de los primeros ideales de equidad y justicia que hicieron nacer los grupos, se convirtieron en lo que el pueblo ha dado en llamar “líderes charros”: individuos ambiciosos, sin ética ni moral, explotadores que con su inteligencia y astucia son capaces de manipular y mover a las masas para conseguir supuestos bienes, de los que son ellos, precisamente, los primeros beneficiarios.
En 1914 el tejedor Mariano Arroyo ocupó la presidencia de Nogales, en 1916 Uvillaldo Hernández la de Orizaba, en 1917 y 1919 Maurilio Hernández y Salvador Gonzalo García, la de Santa Rosa y en la vecina villa de Río Blanco en 1918, estuvo como primera autoridad municipal el obrero textil Encarnación Hernández. De hecho, con excepción del año 1929 las presidencias municipales de la región hasta los años cuarenta, estuvieron ocupadas por obreros salidos de todos los sindicatos de la región, los cuales se rolaban el puesto como codiciado botín; y salvo contadas y muy relativas excepciones, tuvieron a sus comunidades sumidas en el más irritante abandono; pues todos los ingresos municipales, además de las cuotas sindicales de sus compañeros obreros, iban directamente a enriquecer sus bolsillos.
En el aspecto político a nivel nacional, Luis N. Morones fue Secretario de Industria, Comercio y Trabajo en el gobierno de Plutarco Elías Calles; y aprovechando sus puestos puso a la gran central CSOCO que controlaba en toda la república, incondicionalmente a las órdenes de don Plutarco.
Cuando en sus luchas por el poder Plutarco Elías calles fue desterrado por Cárdenas el 9 de Abril de 1936, Luis N. Morones fue también desterrado con él.
Morones regresó más tarde; y enemistado con Cárdenas, quiso distanciar a los obreros de su política nacionalista, llegando al extremo de intentar fraguar un golpe de Estado, al que los obreros de Cocolapam se opusieron abiertamente.
En 1932 Lombardo Toledano se separó de la CROM para empezar a formar la CTM (Confederación de Trabajadores Mexicanos) y ya desde 1935 varias centrales obreras, cansadas del caudillismo de Luis N. Morones, fundaron la CNDP (Comité Nacional de Defensa Proletaria) en apoyo de Lázaro Cárdenas.
Ese año de 1935 le tocaba en turno la presidencia municipal de Orizaba al sindicato de Cocolapam y, aconsejados por Lombardo Toledano, para oponerse a la hegemonía de Eucario León y Martín Torres quienes, desde la CROM controlaban el mercado del trabajo de todos los sindicatos de la región y el acceso a las presidencias municipales, propusieron, como su candidato, a su líder principal, el trabajador Leonardo Altamirano.
Viterbo Silva convocó a un referéndum interno y el resultado del referéndum benefició al candidato Altamirano; pero a pesar del fallo de los obreros y el voto de calidad de Viterbo Silva, la Confederación le dio la candidatura a Ponce.
Cocolapam decidió entonces apoyar la candidatura de un ferrocarrilero de nombre Telésforo Campos propuesto por el Partido Nacional Revolucionario (PNR).
Telésforo Campos ganó las elecciones; pero solo pudo gobernar como Presidente Municipal de Orizaba los meses de Enero, Febrero y Marzo de 1936 porque fue derrocado; y a partir de esa fecha y hasta los años 50, las presidencias municipales de la región estuvieron formadas por Concejos Municipales .
El 1ª de Mayo de 1935 fueron asesinados los obreros de Cocolapam Reinaldo Pantoja, Mauro Tobón, y Ascensión Toriz y el día 19 de ese mismo mes, en una cantina ubicada en Poniente 9 y Sur 4, en el barrio de Ravelo, después de una manifestación, pistoleros de la CSOCO dieron muerte a los también obreros de Cocolapam: Tomás Carrillo, Armando Martínez Jácome y José Castellanos.
Esta fue la gota que derramó el vaso: Cocolapam se separó de la CROM y se afilió a la CTM y la lucha fratricida se recrudeció a tal punto que en las mismas calles de la población había fuego cruzado con peligro para los ciudadanos; por lo que el ejército tuvo que patrullar las calles y establecer retenes para desarmar a los enpistolados obreros.
Antes que Cocolapam, cansados ya de la despótica hegemonía Torres-León, se afiliaron a la CTM formando la Confederación Cetemista de Orizaba, los sindicatos de ferrocarrileros, de cinematografistas y de albañiles; sindicato este último, dirigido hasta el año de su muerte (1999) por Pablo Mendizábal.
Los integrantes de estos sindicatos ofrecieron un cabal respaldo a los obreros de Cocolapam en su lucha separatista; y el mismo año de 1935, el Sindicato de Fibras Duras de Santa Gertrudis, por no formar parte del contrato-ley que regía para todas las empresas textiles de fibras blandas (algodón), se declaró sindicato independiente y autónomo desligándose de la CROM.
Para contrarrestar esta sería escisión y seguir controlando el Contrato Colectivo de Trabajo de todas las fábricas, inclusive el de Cocolapam, la CROM “asumió la estrategia de formar un sindicato de empresa que fuera el titular de las relaciones de trabajo “ y a través de la CIDOSA, propietaria de las fábricas de Río Blanco, san Lorenzo, Cerritos y Cocolapam, el 2 de Julio de 1936 obtuvo el registro correspondiente. De esta manera todas las relaciones de trabajo sólo podrían pactarse con el sindicato de la CROM por tener mayoría en las cuatro fábricas de la CIDOSA. El 27 del mismo me, la CIDOSA aceptó este sindicato único; pidiendo a sus obreros de Cocolapam su adhesión incondicional.
Los líderes de Cocolapam respondieron con indignación constituyéndose como Sección 5 del Sindicato de trabajadores de la industria Textil y Similares de la República Mexicana adheridos a la CTM y entablaron un largo litigio de inconformidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, litigio que duró hasta el año de 1938.
Atizadas por sus dirigentes sindicales las irreconciliables luchas siguieron con muertes por ambos bandos: En Abril de 1937 en un enfrentamiento a balazos en el interior de la fábrica de Mirafuentes murieron tres obreros cromistas a manos de miembros de la CTM local. El 17 de Enero de 1938 fueron asesinados los obreros de Cocolapam Alfonso Meza, Hermenegildo García y Hugo Sentíes y el 29 de Mayo del mismo año, por órdenes de Eucario León, según se dice, el máximo líder cocolapeño Leonardo Altamirano, cayó acribillado en la puerta de su domicilio situado en la calle Norte 6 Núm. 82 de la ciudad de Orizaba.
Tan dramática estaba la situación en la región de Orizaba y el encono y efervescencia de las luchas fratricidas a tal punto, que el mismo Presidente de la República decidió venir a Orizaba para poner orden y apaciguar las pasiones atizadas por los “líderes charros”; ya que por esas fechas habían sido asesinados los obreros Anastasio Durán, Ezequiel Santos, José Sánchez y Manuel Chincoya. Asesinado éste el 21de Noviembre de 1947, fue el último obrero que cayó víctima de las rencillas fratricidas.
Cárdenas llegó a Orizaba el 17 de Enero de 1938. Independizó a Cocolapam de la CROM ratificando la creación de la Sección 5 de Trabajadores de la Industria Textil y Similares de la República Mexicana adherida a la CTM y adjudicó a su sindicato la facultad de administrar su propio contrato colectivo de trabajo.
A nivel nacional también los sindicatos del Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP) se afiliaron a la CTM y en 1942 los cromistas de Río Blanco abandonaron la CROM de Morones para formar una CROM antimoronista: CROMam (Confederación Regional Obrera de México).
Este golpe marcó el principio del fin de la CROM de Morones; pues en 1945 la CSOCO se separó de la CROM para formar la CNT (Confederación Nacional de Trabajadores) que, hasta 1952, año en que dio paso a la formación de la CROC (Confederación Regional de Obreros y Campesinos), fue la principal central obrera de la región.
Dentro de la CROC, que nació por un conflicto personal entre Morones y el “Grupo Atlixco” encabezado por Eucario León y Antonio J. Hernández (éste, en lugar de Martín Torres, quien ya se había separado desde antes de 1939) los “líderes charros” que sucedieron a Eucario León, entre los cuales por largos años figuró el líder cervecero Daniel Sierra Rivera, mantuvieron el statu quo con cuotas sindicales que oscilaban entre el 18% y el 25% de los salarios de los obreros, a través de su nefasto Grupo Acción con su fatídica Cláusula de Exclusión.
El Grupo Acción estaba compuesto por serviles apaniguados, incondicionales informantes del líder máximo, que sin trabajar jamás donde estaban tabulados, pasaban como parásitos una vida regalada, enriqueciéndose con las cuotas sindicales descontadas de los raquíticos sueldos de sus compañeros.
La Cláusula de Exclusión, que por desgracia sigue presente en los sindicatos, obliga a las empresas a despedir a cualquier obrero que haya sido dado de baja por su sindicato; aunque ante la empresa no medie justificación alguna para su despido; y obliga, además, a las mismas empresas, a contratar únicamente a personas propuestas y presentadas por el propio sindicato.
¬--------------------------------------------------------------------------------- Fuente de información: “Los Conflictos Intersindicales en Orizaba 1935-1940” de Lauro Ángel Trujillo Anaya. Colección “Los Hijos de Ahauializapan Num.3”
El Presidente Cárdenas, Martín Torres y Eucario León Foto: Museo Comunitario de Ciudad Mendoza.