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Don Benjamín Maciel Gómez

La Colonia Adolfo López Mateos y El Fraccionamiento “El Edén”


En los pantanosos llanos de la antigua Ciénaga de Tepatlaxco, hoy área donde se ubican el Mercado Zapata, el Colegio México y las instalaciones deportivas del Seguro Social, el año de 1962 se reunió un grupo de personas con la intención de formar una colonia.

En estos terrenos que, hasta finales del siglo XIX y principios del XX, pertenecieron a don Joaquín Carrillo Tablas, a don Juan A. Torrea y a una familia de apellido Terrazas, acaudalados terratenientes orizabeños, se formó el célebre Rancho “El Edén”, cuyo propietario fue un alegre tlacotalpeño de nombre Ángel Arzamendi, quien siempre vistió a la usanza charra y quien, al morir, heredó el casco del rancho y los más de 150 mil metros cuadrados que lo formaban, a su ahijado, el Ing. Luis Gutiérrez Príncipe.

La ciénaga de Tepatlaxco en la cual se ubicaban los ranchos de El Espinal y El Espinalillo recibían (y reciben) las torrenciales avenidas de agua de la parte norte del valle, durante las prolongadas temporadas de lluvia de esta ciudad de “Las Alegres y Sempiternas Aguas” que han dado su sello característico a la Pluviosilla de Rafael Delgado.

El natural resumidero para estos continuos caudales, convirtieron el lugar en un verdadero vergel, cuya espesa capa de tierra vegetal, constantemente húmeda, fue terreno propicio para toda suerte de árboles frutales y gigantescos álamos, aguacates y “chinenes” y otros colosos de la flora húmeda tropical, convirtiendo el lugar en un tupido y extenso bosque donde tenían sus nidos, entre el multicolor perfume de las orquídeas, los millares de pájaros del risueño valle.

Las aguas ahí albergadas, afloran en tres pequeños arroyos que llevan por nombre “Arroyo Caliente”, “Arroyo los Aguacates” y “Arroyo Limones”; los cuales juntan sus aguas en la parte sur de la ciudad, para encaminarse al mar, en el regazo de los ríos Orizaba y Blanco que se hermanan en estrecho abrazo en la antigua hacienda de San Antonio Jalapilla, junto al pequeño templo del mismo nombre.

En estos terrenos del antiguo rancho El Edén, hermosamente ociosos por abandonados, se fundaron los actuales asentamientos urbanos: la Colonia Adolfo López Mateos y el Fraccionamiento el Edén; y ésta es su breve historia:

En el año de 1961 un grupo de orizabeños “sin tierra” tenían la intención de expropiar el rancho para formar una colonia; y en Junio de 1962 mandaron a hacer un levantamiento topográfico de todos los terrenos ociosos, repartiendo 50 mil metros cuadrados en 163 pequeños lotes de 222 metros cuadrados cada uno, reservando 12 mil metros cuadrados para calles y lugares de acceso.

El propietario defendió sus tierras y el intento de expropiación abortó con el asesinato del líder que encabezaba el grupo de presuntos agraristas y con la adjudicación del rancho (a excepción del casco) al Ingenio el Carmen de los señores Perdomo y a una fábrica de papel que llevó por nombre Celulosa y Papel S.A. que estuvo localizada en la calle Sur 23.

Los nuevos propietarios del lugar enviaron maquinaria pesada para derribar los árboles colosales y cubrir los terrenos con sembradíos de caña de azúcar… Daba gran tristeza y verdadero dolor contemplar cómo caían, ante los furibundos arietes de los enormes “bulldozers”, los añosos y altivos gigantes que por más de 100 años se habían erguido orgullosos señoreando el paisaje y llenando de bucólico verdor este hermoso rincón de nuestra privilegiada ciudad de “Las Aguas Alegres.”

De los arrasados terrenos, convertidos en monótonos cañaverales, se logró librar del endoso a los señores Perdomo 27 mil metros cuadrados que son los que hoy dan asiento a la Colonia Urbana “Adolfo López Mateos”.

Para fundar esta colonia se formó un comité encabezado por los señores Miguel Carrera como presidente, Benjamín Maciel Gómez como secretario y Perfecto Corona López como tesorero.

Este comité tramitó la compra de los 27 mil metros cuadrados con el Ing. Luis Gutiérrez Príncipe, quien recibió por la compra-venta la cantidad de $25,000.00 “de aquel entonces”.

Los 27 mil metros cuadrados fueron lotificados en 74 lotes de 200 metros cuadrados cada uno; aplicando 12,240 metros para calles y lugares de acceso.

Una vez adjudicados los lotes a personas de muy escasos recursos, en su mayoría, se formó un nuevo comité integrado por los señores: Benjamín Maciel Gómez (autor de estas líneas) como presidente, Arnulfo Romero Hernández como secretario y Perfecto Corona Navarro como tesorero.

Los nuevos colonos, bajo la dirección de este segundo comité, emprendieron con entusiasmo una ingente tarea donde todo estaba por hacerse. A base de faenas derribaron árboles, cortaron maleza, allanaron terrenos accidentados para trazar calles y delimitar los 74 lotes de la colonia y excavaron un pozo para obtener agua potable.

Verdadera epopeya resultó obtener los servicios municipales más necesarios en este lugar que, en aquellos tiempos, se consideraba como “goteras de la ciudad” y lugar de excursión para los amantes del campo.

Por gestiones del presidente de la colonia, en Septiembre de 1970 se introdujo la luz eléctrica; y bajo su personal dirección, en Enero de 1976 se construyeron 270 metros lineales de drenaje con tubos de 20” obsequiados por la Cervecería Moctezuma.

Desde el mes de Enero de 1971 hasta finales de 1980 se estuvo luchando por la introducción del agua potable, la cual era extraída del pozo comunal y de un hidrante puesto por el Municipio.

Por fin, en Enero de 1980, como ya quedó consignado, con un presupuesto de $34,286.00 en el cual participó la colonia, se tendieron las tuberías que hasta la fecha abastecen a este asentamiento urbano del preciado líquido.

La actual calle Norte 28 entre las avenidas Oriente 7 y Oriente 11 era una barranca de 8 metros de ancho por 4 metros de hondo, que servía de cauce al arroyo “Los Totolitos”. El señor Benjamín Maciel con la colaboración de los colonos y de los vecinos del rumbo, canalizó dentro de dos grandes tubos de casi dos metros de diámetro donados por la Cervecería Moctezuma, las aguas del arroyo formando un puente sobre la avenida Oriente 9.

Del 23 de Mayo al 12 de Septiembre de 1981 el mismo señor Maciel, pionero y presidente de la colonia, entubó el arroyo Los Aguacates a lo largo de la profunda barranca, en el tramo comprendido entre las avenidas Oriente 7 Oriente 9.

Esta obra se realizó con 110 tubos de 36” de diámetro adquiridos en la cantidad de $88,000.00 aportados por los vecinos y con la mano de obra proporcionada por el municipio que encabezaba el Arquitecto Isaías Rodríguez Vivas en su primera gestión.

Una vez canalizado el río y con un franco paso sobre la Avenida Oriente 9, antes cortada por la honda barranca, los vientos del urbanismo soplaron sobre todo el rumbo que empezó a ver surgir casas bien construidas que han convertido en “zona residencial”, con terrenos bien cotizados, ese jirón de Orizaba.

El pavimento de concreto hidráulico construido desde la calle Norte 24 hasta el Anillo de Circunvalación, fue también tramitado por los vecinos encabezados por el señor Benjamín Maciel.

Las primeras gestiones se hicieron en Septiembre de 1979 y la obra se inició y terminó entre los meses de Agosto a Diciembre de 1982, con un costo de $796,350.00, de los cuales los vecinos aportaron $501,640.00 y el Municipio la cantidad restante, es decir: la suma de $294,710.00

Fraccionamiento “El Edén”

En los terrenos adjudicados al Ingenio El Carmen su nuevo propietario, el Ing. Rodolfo Perdomo González, mandó trazar 138 lotes de 700.00 metros cuadrados, en promedio, y repartió más de 100 mil metros cuadrados entre los trabajadores del Ingenio y de la Papelera; a quienes se los vendió a menos de $ 4.00 el metro cuadrado.

De esta manera, el año de 1963, nació también el actual Fraccionamiento El Edén que, ya urbanizado y con hermosas construcciones, ha convertido estas “goteras de la ciudad” en los terrenos periféricos mejor cotizados de la ciudad de Orizaba.

Foto: Entubando el arroyo Los Totolitos

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