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Don Benjamín Maciel Gómez

Orizaba, pinceladas de su evolución urbana y social. Primera de dos partes


Aunque el actual territorio donde se asienta Orizaba, desde tiempos precortesianos estuvo habitado por grupos indígenas que le pusieron el nombre de Ahuilizapan, no fue sino hasta el año de 1535 que empezó a figurar, en su historia escrita, como un pueblo formal.

La historia consigna que a partir de ese año, un reducido grupo de comerciantes y agricultores españoles se asentaron en la parte sur de la actual Orizaba; la que, su parte norte, estuvo habitada por un grupo de indígenas con el nombre de Ixhuatlán.

Orizaba en aquel entonces, (según el historiador Arróniz), sólo contaba con unas cuantas casas de madera y paja habitadas por españoles y salpicadas, entre grandes pastizales y frondosos árboles, de algunas chozas, habitadas por indígenas que vivían de sus sembradíos, llenos de resentimiento por los intrusos, los cuales, en improvisadas tahonas, comerciaban con viajeros y traficantes en su paso del puerto de Veracruz a la capital del virreinato. Las demás tierras del valle (casi todas) estaban, rapazmente, en posesión del Conde del Valle y de los marqueses de Sierra Nevada.

En 1542 un grupo de indígenas, comandados por un indio distinguido de nombre Miguel de Mendoza y Moctezuma, llegaron a Ahuilizapan desde un pueblo cercano llamado Acatzingo y se asentaron en las faldas del cerro de san Cristóbal.

Bajo la tutela de este indio, descendiente del emperador Moctezuma, en 1569 fundaron, en la parte sur, el asentamiento que hasta la fecha, lleva el nombre de Cocolapam; y en este lugar prosperaron de tal manera, que llegaron a tener sus propias autoridades y a formar una República de Indios.

Llegó el año de 1580 y en esta fecha, gracias al comercio y la agricultura, Orizaba empezó a manifestar un auge inusitado que se prolongó a los años del siguiente siglo: las casas de madera y grama se iban sustituyendo por otras de cal y canto habitadas por una población de 4 o 5 mil habitantes.

La población iba, pues, en aumento constante y Orizaba, con mesón, botica, tiendas bien surtidas, un ingenio de azúcar y un molino de trigo, le arrebató al pueblo de Tequila, que lo ostentaba, el asiento de la autoridad virreinal pasando a ser la cabecera del distrito.

También ese año de 1580, se inició la construcción del Camino Real Veracruz-México, camino que fue terminado en 1803

Para 1584 se construyó un ingenio con el nombre de Ingenio de san Juan Bautista, para beneficiar la caña de azúcar cuyo cultivo empezó en la región por órdenes de Hernán Cortez; y al año siguiente empezó a funcionar un molino de trigo propiedad de la Marquesa de Sierra Nevada que, según viejas crónicas, ya existía desde 1555.

En 1600 se fundó la Casa del Ayuntamiento o Cabildo de Naturales, en cuyo edificio funcionó la primera escuela que tuvo Orizaba; y al año siguiente (1601) se formaron los barrios de Omiquila y Jalapilla. Este año el virrey don Gaspar Zúñiga y Acevedo, Marqués de Monterrey, ordenó la demarcación de las calles cediendo a los indios, que ya formaban 166 familias, 25 varas de terreno para la construcción de sus casas.

En 1618, para un gran número de itinerantes enfermos por el insalubre clima de las costas veracruzanas que, en su paso hacia la capital del virreinato se venían a refugiar en el benigno clima de Orizaba, los españoles iniciaron la construcción del hospital de san Juan de Dios con un templo anexo.

Casi un siglo después, en 1716, un incendio destruyó por completo el vecino pueblo de Nogales y sus habitantes se refugiaron en Orizaba aumentando su población.

De esta manera, Orizaba en el siglo XVIII, según un censo de 1746 tuvo una población: de 14,712 habitantes compuesta de 6,472 españoles, 4,080 criollos, 2,400 mestizos y 1,760 mulatos.

La agricultura se incrementó con cultivos de haba, maíz, frijol, frutas, hortalizas, trigo, ajonjolí, caña de azúcar y tabaco, cuyo cultivo iniciado en 1716 fue decayendo hasta ser reemplazado por el cultivo de la caña de azúcar en 1750, a pesar del monopolio creado por Don José Gálvez, a través del Estanco del tabaco creado por él en 1764.

En 1712 se fundó Barrio Nuevo como pueblo independiente; el cual, hasta la fecha subsiste, pero ya como una colonia más de Orizaba. Con un creciente impulso en su progreso urbano, los habitantes de Orizaba construyeron en este siglo la mayoría de los edificios, iglesias y monumentos que le dan fisonomía a la Orizaba que, en 1774, dejó de ser pueblo para convertirse en Villa.

Fue así cómo fueron naciendo: La iglesia de Los Dolores, en 1720 – La Concordia en 1725 -Se concluyó san Miguel en 1735—Se edificó Santa Gertrudis en 1736—La Soledad en 1749 -La Casa Consistorial o Ayuntamiento de españoles en 1764—El puente de santa Anita en 1766—El Oratorio de san Felipe Neri en 1768, y el Puente de la Borda en 1777.

Empezando el siglo XIX, en 1801, inició la construcción del convento y del templo de san José de Gracia y se concluyó, en 1803, el Camino Carretero Veracruz-México. Ese año Orizaba contaba ya con tres molinos de trigo.

En 1810, entre algunos momentos de convulsión por la Guerra de Independencia, el proverbial espíritu religioso de la Orizaba de antaño afloró nuevamente en la construcción, en 1813, de la hermosa iglesia de santa María de los Siervos y de la capilla de san Antonio de Padua (herencia del último Marqués de Sierra nevada), en 1820.

Hacia 1825 nació, el Colegio Preparatorio, que fue gran semillero de tantos intelectuales orizabeños que, por su cultura, lograron para Orizaba el honroso título de “La Atenas Veracruzana”

En 1827 la población estrenó su alumbrado público con 54l farolas de petróleo y solarina instaladas en las oscuras esquinas de la tranquila villa, la cual, tres años después, en 1830, obtuvo su justo y esperado título de Ciudad; la que, en 1833, renovó desde sus cimientos, el antiguo y venerado santuario del Señor del Calvario.

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