Gabriel Barranco
Excelente pintor y artista plástico, nació en Orizaba en 1796 en el antiguo barrio de san Juan Dios y murió en esta ciudad en 1886.
Su verdadero nombre fue Gabriel Basilio Romero Escobar; pero adoptó el apellido Barranco por haber vivido en la antigua Calle del Derramadero (hoy Madero Sur) por la que corrían las aguas pluviales para precipitarse en un barranco del Río Orizaba que había en un costado de la iglesia de san Juan de Dios.
A los 14 años de edad, de 1810 a 1812, con otro grupo de jóvenes, fue tomado en leva por el ejército virreinal, dentro del cual, al mando del Coronel José Antonio Andrade, se vio obligado a combatir contra el General Morelos en su ataque y terrible saqueo de Orizaba, efectuado del 19 al 31 de Octubre de 1812.
Liberado de los realistas, en 1813, se dedicó con esmero al estudio de la Música y la Pintura asistiendo, como alumno, al Taller de Pintura de la Colegiata de Guadalupe y de la Academia de Artes y Oficios del Colegio Nacional Preparatorio de Orizaba, para culminar su carrera, ya adulto, en la prestigiosa Academia san Carlos, de la Ciudad de México
Con una innata habilidad para el dibujo y un extraordinario y delicado pincel, destacó como pintor de arte sacro, realizando numerosas obras de caballete y algunos excelentes lienzos, destinados a iglesias y conventos; obras que han trascendido fronteras para exhibirse no sólo en México; sino también en Europa; pero, sobre todo, son famosas sus obras monumentales, en los muros de las iglesias, algunas de las cuales han desafiado el paso del tiempo y se pueden contemplar en los templos de San José, la Catedral de san Miguel, Santa María de los Siervos y el Templo del Señor del calvario.
Cuando el monarca Maximiliano de Habsburgo visitó a Orizaba en la primavera de 1864, conociendo algunas de sus pinturas quedó gratamente impresionado y quiso conocerlo y condecorarlo con la Medalla de Honor de la Legión de la Virgen de Guadalupe; pero el modesto y humilde pintor orizabeño, declinó tal distinción por considerarse indigno de recibirlo.
Gabriel Barranco, como un excelente artista plástico, dejó testimonio de su arte en los muros de las principales iglesias de Orizaba y en las salas de exhibición del Museo de Arte del estado de Veracruz.
En la iglesia de san José de Gracia, entre otras pinturas ya desaparecidas por el paso del tiempo y la inexplicable apatía de gran parte de la población, se conservan los siguientes murales monumentales:
“La Última Cena”, “Jesús Carpintero Jugando con su Cruz de Madera”: y “Apoteosis de los Ángeles”.
Desaparecieron de su cúpula ángeles y arcángeles y de sus pechinas los cuatro evangelistas, pinturas que fueron sustituidas por un pincel de inferior calidad, obra del pintor orizabeño Salvio Morgado. De la pared frontal del presbiterio fue destruido, por remodelación, el mural “Apoteosis de los ángeles”.
En la hermosa iglesia de santa María de los Siervos se conservan seis óvalos pintados al óleo, que primero se localizaron en el interior de la cúpula y ahora se encuentras en el presbiterio, 3 en cada pared lateral., y entre otras pinturas en los templetes de los altares, dos enormes murales: “Susana y el viejo en el baño” y “Adoración del Niño Jesús por los ángeles”
En la catedral de san Miguel se pueden admirar cuatro enormes pinturas al óleo, obras de su pincel: “La Samarita”, “Jesús ungido por la Magdalena”, “El Hijo Pródigo” y “El Bautismo de Jesús” obra, esta última, pésimamente “ reparada “; y en ambos lados del presbiterio: “Jesús en el Huerto de Getsemaní” y “Jesús predicando”
En los frontones de la sacristía y en el baptisterio, se pueden ver dos murales ya muy dañados: “Las Tablas de la Ley” y “Presentación de la Virgen en el templo”
En el templo del Señor del Calvario, obra del artista valenciano Manuel Tolsá, también el artista Gabriel Barranco, nos dejó como valioso regalo, algo de la exquisita magia de su pincel: los murales “Caída de Jesús” ”y “El beso de Judas”; en ambos lados del presbiterio, en la capilla de adoración del Santísimo “Juan Diego y el milagro de la rosas” y “el Entierro de Jesús” en la capilla de la Virgen de Guadalupe.
En el luneto de la bóveda principal “El entierro de Jesús” y en otros muros del templo “La crucifixión del señor del Calvario” monumental obra de 2.40 por 4 metros, “la Traición de Judas” de 3 por 2 metros, y de las mismas dimensiones “El Encuentro de Jesús con las mujeres”.
Estas valiosas obras, ya muy deterioradas por el paso del tiempo y la lamentable apatía o incuria de muchos años, afortunadamente están ya siendo reparadas por expertos calificados.
Con este ilustre orizabeño que, con su arte, puso muy alto el nombre de su patria chica: Orizaba, sus coterráneos han sido injustos. Por décadas han dejado que el polvo, la mugre, la humedad y el olvido destruyan o escondan gran parte de su valioso legado. Muchos de los devotos que asisten a las iglesias embellecidas por su piadoso pincel, no sólo ignoran quién es el autor de esas obras monumentales porque ni siquiera han escuchado, jamás, su nombre.