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Orizaba, pinceladas de su evolución urbana y social. Segunda de dos partes

Don Benjamín Maciel Gómez

Llegó el año de 1836 con los recios vientos de la industrialización y el progreso urbano que soplaron muy fuertemente sobre la provinciana Orizaba; vientos que siguieron soplando por el resto del siglo XIX. Este año, don Lucas Alamán asociado con los hermanos Legrand (franceses de origen) mandó construir en 1837, la fábrica de hilados y tejidos que, hasta hace poco, fue conocida como Fábrica de Cocolapam; la cual llegó a ser reputada como la fábrica textil más importante y grande del país.

Con esta naciente industria de la fibra de algodón que, en menos de tres años contaba ya con 240 telares y 600 trabajadores, la población de Orizaba ascendió de 17 mil a 24 mil habitantes, según un artículo publicado en el tomo V del “Mosaico Mexicano”.

Con la gigantesca oruga de hierro del Ferrocarril Mexicano que hizo su entrada triunfal en la ciudad de Orizaba en 1872, instalando en ella sus talleres y sus bodegas más importantes, los vientos del progreso soplaron más fuerte en toda la región.

Con la República Restaurada después del efímero reinado de Maximiliano y Carlota, tuvimos casi tres décadas de paz social; lapso en el cual fue construido el Teatro Ignacio de la Llave (1875) foro acogedor de las inquietudes dispersas de numerosos intelectuales y artistas orizabeños.

Para 1878 Orizaba, por su adelanto urbano y social, fue declarada Capital del Estado de Veracruz, (título que le fue quitado en 1885); y el 2 de Noviembre de ese año 1878, empezó a funcionar el Ferrocarril Urbano como útil y necesario transporte de viajeros y mercancías depositados en Orizaba por el Ferrocarril Mexicano

En la década de 1880-1890 Orizaba contaba ya con dos plantas hidroeléctricas con cinco fábricas textiles de algodón y una de yute, dos cervecerías, una fábrica de hielo, y dos de cigarros y puros, además de fundiciones, carpinterías, tenerías, tejerías, curtidurías, panaderías, zapaterías, un aserradero de mármol y un beneficio de café con cientos de obreras des manchadoras.

El día 5 de Febrero de 1883 se edificó la Escuela Modelo bajo la dirección del ilustre pedagogo don Enrique Laubscher, escuela que, con sus innovadores métodos de enseñanza fue punta de lanza en la reforma educativa del país.

Las arcaicas lámparas de petróleo que ahuyentaban las sombras en las esquinas de las calles provincianas y las velas de parafina o cera o los hachones de ocote que iluminaban los oscuros rincones de las casas orizabeñas, fueron sustituidas en 1891 por la incipiente y aun mortecina luz de las bombillas de cristal de la , entonces, asombrosa corriente eléctrica.

En 1894, Orizaba se dio el lujo de importar de Bélgica una joya arquitectónica casi única en el mundo: nuestro emblemático, hermoso e icónico Palacio de Hierro.

En 1896, últimos suspiros del siglo XIX, nació la Cervecería Moctezuma, que ha sido, hasta la fecha, adelanto y sostén, de muchas familias orizabeñas.

Bajo la mano dura de don Porfirio Díaz, Orizaba participó del prestigio internacional que cobró nuestro México con su moneda de plata, circulando como propia, en varios países del Primer mundo.

Bajo su protección y su inclinación por la cultura francesa, llegó a Orizaba una riada de extranjeros y aventureros a explotar los recursos de la región, en busca del dinero fácil. Estos extranjeros con su inteligencia y trabajo, pero explotando la ancestral ignorancia y pobreza del campesino mexicano, lograron en poco tiempo, a través de sus fábricas textiles, obtener para Orizaba el honroso título de “La Manchester Mexicana”

La población urbana que en 1877 se calculaba en 14 mil habitantes aproximadamente, llegó a sumar cerca de 37 mil en 1910 con gente venida de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y la capital del país, en busca dl sustento diario.

En 1903 se edificó el Colegio Preparatorio cuyo hermoso y monumental edificio de estilo neoclásico, vino a sustituir al Palacio de Hierro como actual Palacio Municipal.

Para 1907 la explotada y manipulada clase trabajadora empezó a tomar conciencia de sus derechos; y se rebeló contra el abusador patrón extranjero, en la histórica huelga del 7 de Enero de ese año y a partir de esa fecha el entorno social de Orizaba empezó a cambiar radicalmente: Fue ahora la clase obrera la que regía el destino de la región.

Los líderes sindicales de las diferentes fábricas que tuvo Orizaba tomaron en sus manos las riendas del progreso local; y… bien intencionados, (en un principio), lograron para la región un verdadero adelanto urbano y social.

Desgraciadamente esa intención patriótica que los movió para buscar el bien del lugar que los les dio sustento, pronto desapareció ante la criminal ansia de riqueza y poder; y de protectores de sus compañeros de lucha, se convirtieron en lo que el pueblo empezó a llamar “líderes charros”, Individuos inescrupulosos que fueron tomando las riendas de los ayuntamientos y de política local, logrando con esto que la clase obrera, el mayor componente de esta ciudad fabril, por muchas años viviera, manipulada en el marasmo del conformismo y de la apatía general.

Desplazados los “líderes charros” de las comunas y del poder por algunos profesionistas (algunos honrados y otros, no tanto, pues tuvimos como presidentes municipales a consumados ladrones) Orizaba empezó despertar de su manipulada modorra.

Y esto es así, porque, para fortuna de esta bella “Ciudad de las aguas alegres”, con el año 2008 de este venturoso siglo XXl, llegó a su Municipio una comuna que, en pocos años, está transformando a Orizaba para sus habitantes y para el turismo, en un “Pueblo Mágico”

Foto: La fábrica de Cocolapam en 1900

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