Los Marqueses del Valle de la Colina

​​Siguiendo una antigua costumbre generalizada en España y en otros países de Europa, en tiempos de la Colonia los reyes españoles otorgaban a hombres y mujeres que se habían distinguido por sus servicios a la Corona, títulos nobiliarios que significaban verdadera fortuna para quienes los recibían.

Para otorgar un título de nobleza el acreedor debería contar con un mayorazgo, es decir: poseer un conjunto de bienes y tierras unidos mediante un vínculo legal, no dividir la herencia y transmitirla íntegra al hijo mayor, según reglas establecidas en el testimonio legal del vínculo.

Las extensas y fértiles tierras de nuestra región, en virtud de estos dones de los reyes de España pertenecieron, en su mayor parte, a cuatro grandes personajes: tres marqueses y un conde, naciendo así los marquesados de Sierra Nevada, Selva Nevada y Valle de la Colina y el condado del Valle de Orizaba.

El marquesado de Sierra Nevada le fue otorgado por Felipe V a don Domingo Ruiz de Tagle el 17 de julio de 1703, el marquesado de Selva Nevada por Carlos III el 4 de mayo de 1778 a la marquesa doña Antonia Gómez Rodríguez de Pedrero y a su esposo don Manuel Rodríguez Pinillo y López montero, el marquesado del Valle de la Colina fue merced de Carlos II en 1690, a don Diego Madrazo y Escalera Rueda de Velazco, Caballero de Calatrava, descendiente del Guarda Mayor del Rey; y el condado del Valle de Orizaba fue otorgado por Felipe IV a don Rodrigo de Vivero Aberrucia el 14 de febrero en 1627.

Con el marquesado del Valle de la Colina don Diego Madrazo recibió en la Nueva España cuantiosas dotes en haciendas, minas, ríos, montañas y operarios a su servicio, en Tehuacán, Tepeaca, Coatzacoalcos, Zacualpan, Tecali y Orizaba.

Don Diego Madrazo y Escalera antes de recibir su título nobiliario llegó de España como funcionario real; y en nuestro país se dedicó a empresas de arriería, producción de harina, venta de abarrotes, compraventa de ganado mayor de engorda, carnicerías, curtido de pieles, comercio del tabaco y prestamista. Además estableció en Orizaba una tenería ubicada en la “Quinta del Marqués” ubicada en la Calle 1ra, y 2da, del Marques (hoy Colón oriente, lugar donde hasta mediados del siglo pasado estuvo el negocio de los señores Segura y Ferrer), y dos molinos de harina, (molino de la Borda y Molino de la Alianza fundados por su familia); y con esta asombrosa actividad comercial logró formar el segundo mayorazgo que le valió su título de nobleza.

Con su título de marqués tomó como esposa a doña Jerónima Santamaría de la O, acaudalada viuda que unió su fortuna a los ya numerosos bienes del marqués del Valle de la Colina.

El Marques del Valle de la Colina de Orizaba que habitó en una casa solariega en la 3ª. Calle del Marqués (hoy Oriente 5 y Madero) frente al mercado Melchor Ocampo, se adueñó de inmensas extensiones de tierra labrantía en Ojo de agua, Lagunilla, Puente de Tocuila, Molino del Puente, Puerta de Santa Ana, Dos Arroyos, El Saltillo, barranca y cumbre de Metlac, Caña del trapiche, Carrizalillo, Dos caminos, Chimemecan, Barranca de san Miguel, y Moyoapan,. Algunos de estos lugares ahora existen con otros nombres.

El 20 de septiembre de 1697 fundó el pueblo de Tzoncolco con indígenas de las montañas a los que hizo trabajar en su ingenio de Jalapilla y en la atención de las numerosas tierras de cultivo que poseía en el valle, llamado ahora de “Las Altas Montañas”.

Don Diego de Madrazo y Escalera Rueda de Velazco, Caballero de Calatrava, falleció en 1702 sin dejar herederos pero creando, antes de morir, dos mayorazgos: uno en España para un sobrino suyo y otro en América con sus bienes de Orizaba, para otro sobrino.

El segundo marques, sobrino de don Diego, fue don Pedro Antonio Madrazo y Porras, quien llegó de España a tomar posesión de su marquesado y que al morir, igual que el tío, sin descendencia, el marquesado pasó a su hermano Diego Antonio Madrazo y Porras Bustillo, Tercer Marques del Valle de la Colina.

Los dos sobrinos de don Diego, como marqueses de la Colina, siguieron aumentando, su cuantiosa fortuna con la compra de más tierras mediante préstamos y embargos a deudores morosos.

El tercer marqués Diego Antonio Madrazo y Porras Bustillo, tampoco tuvo hijos y su título nobiliario pasó a don Gaspar Antonio de Madrazo y Porras, hermano de los dos anteriores.

Don Gaspar tomó por esposa a doña Francisca de la Canal quien en 1725 dio a luz al primer heredero del marquesado, un orizabeño de origen criollo a quien pusieron por nombre Pablo Antonio Madrazo y de la Canal, Quinto Marqués del Valle de la Colina.

A la muerte de su padre en 1729, Pablo Antonio recibió el título de marqués; pero por su corta edad su madre, doña Francisca, fue la administradora de los cuantiosos bienes. La marquesa doña Francisca vivía en México llevando las riendas de los negocios por medio de administradores hasta que su hijo, el quinto marqués se hizo cargo de ellos.

El marqués Pablo Antonio Madrazo y de la Canal, murió en 1771 dejando a su hijo de nombre Mariano Ignacio de Madrazo y Gallo como Sexto Marques del Valle de la Colina en posesión del marquesado y todos sus bienes.

Este sexto marqués murió también sin un sucesor y otro español, León José Madrazo Gutiérrez de Arce, en 1810, fue el séptimo y último Marqués del Valle de la Colina.

Después de la Independencia, con la caída del antes floreciente negocio del tabaco, los bienes del marquesado fueron mermando subastados en largos litigios por numerosos acreedores.

El año de 1871 el Guayabal, Sumidero y Ojo de agua los compró un señor de nombre Mariano de la Llave y las demás tierras de los enormes latifundios pasaron a manos de la oligarquía orizabeña.

En 1826 se dieron en el país las leyes de Abolición de Títulos Nobiliarios y el Marquesado del Valle de la Colina de Orizaba desapareció para siempre. Sin embargo de las cuatro familias de nobles que explotaron la riqueza de nuestro suelo, sólo la familia del Marqués Madrazo decidió permanecer en Orizaba a pesar de haber perdido sus títulos nobiliarios y sus numerosos feudos.

Imágenes: Escudo y residencias en Vega de Paz y Orizaba