Pbro y Lic. Don José Miguel Sánchez Oropeza. La Sociedad Sánchez Oropeza.
Este ilustre sacerdote y abogado nació en el pueblo de san Antonio Huatusco en 1781.
En el seminario de Puebla estudió latín, humanidades, arte, filosofía y teología y en la Universidad de México se graduó como abogado.
Fue catedrático de Derecho en la propia universidad y desde 1813 radicó en Orizaba.
En Orizaba, cuando ejercía su profesión de abogado, fue nombrado regidor del cabildo y algún tiempo después su vocación religiosa lo llevó hasta el sacerdocio.
Ordenado sacerdote, fue designado párroco y capellán del Hospital de Mujeres en esta ciudad.
Ante la carencia en todo el Estado de Veracruz de un plantel de enseñanza superior, el sacerdote Sánchez Oropeza recogió la idea presentada ante las Cortes Españolas en 1820 por don José María Couto e Ibea, Gobernador de la Sagrada Mitra de Valladolid, y por el Dr. Pablo de la Llave, natural de Córdoba, para fundar uno en Orizaba.
Con el fin de lograrlo, el Sr. Sánchez Oropeza hizo gestiones ante las autoridades locales y ante el gobierno del Estado, logrando que el Congreso Estatal otorgara el correspondiente decreto de erección.
De esta manera, el 17 de Marzo de 1825 nació el Colegio del Estado Veracruzano llamado después Colegio Preparatorio de Orizaba que fue el primer plantel de educación superior en todo el Estado de Veracruz: semillero, por muchos años, de tantos intelectuales orizabeños que Orizaba llegó ser nombrada la “Atenas Veracruzana”.
En este prestigiado colegio cuyos profesores además de cultivados maestros fueron ejemplo de integridad y honradez en su vocación, estudiaron muchos orizabeños que, por su actuación, son honra y prez de Orizaba en las páginas de su historia, para ejemplo de las posteriores generaciones.
Después de fundado y ante las carencias propias de toda obra existente sólo en la mente de sus creadores, funcionó en modestas casas alquiladas hasta el año de 1867, en el que después de la desamortización de los bienes de la Iglesia, le fue cedido el edificio del convento teresiano, anexo al templo del Calvario, lugar que ocupa hasta nuestros días.
En el Colegio Preparatorio, su fundador, el Pbro. Sánchez Oropeza, fue el rector por cinco años sin recibir remuneración alguna; y en 1830 fue llamado a Jalapa por las autoridades eclesiásticas para hacerse cargo del curato de esa ciudad.
En la capital del Estado, como abogado, enseñó jurisprudencia y actuó como juez; y como sacerdote fue vicario de la diócesis hasta 1878, fecha en la cual enfermó de gravedad para ser trasladado a la ciudad de México, donde falleció el 7 de Septiembre de ese mismo año.
La Sociedad Científica y Literaria Sánchez Oropeza:
El día 15 de Septiembre de 1880 D. Silvestre Moreno Cora, D. Rafael Delgado y el Lic. Aniceto Moreno Cora fundaron la “Sociedad Científica y Literaria Sánchez Oropeza” para honrar la memoria del ilustre sacerdote huatusqueño y la noche del 31 de diciembre de ese año, don Silvestre Moreno Cora pronunció el discurso inaugural de su fundación.
Esta asociación que acogió a los hombres más cultos de la época, fue cenáculo y estímulo de la vida intelectual orizabeña. En un boletín en cuyas páginas daba cuenta de la cultura de Pluviosilla recogía los mensajes de los hombres más renombrados por su saber y sus obras. Multitud de artículos literarios, históricos, de crítica, biografía, filosofía o derecho, eran encontrados mensualmente en sus páginas por los ávidos lectores.
Don silvestre Moreno Cora, como alma de esta organización cultural comunicaba a los veracruzanos las palpitaciones culturales lugareñas, estatales, nacionales e internacionales de la época, con veladas y celebraciones que propiciaban una atmósfera favorable al cultivo del espíritu, lo mismo en Orizaba que en Córdoba, Jalapa o el Puerto de Veracruz.
Numerosos ejemplares del importante Boletín de la Sociedad Científica y Literaria Sánchez Oropeza se encontraban almacenados en el edificio de la ESBO antes de la formación del Archivo Municipal de Orizaba en 1986… ejemplares que, por desgracia, desparecieron en el traslado de los atados de documentos que fueron trasladados para formarlo. De esta manera se perdió, para siempre, una importante fuente de datos históricos de Orizaba que buena falta les hace a sus cronistas e historiadores.