Don José Joaquín Pesado y Pérez
Aunque siempre consideró a Orizaba como su tierra natal, don Joaquín Pesado nació en la hacienda El Palmar de Bravo, Pue., propiedad de su acaudalado padre, no muy lejos de este lugar.
Su nacimiento ocurrió el día 9 de febrero de 1801 y sus padres fueron: un español originario de Caldas del Rey, Galicia, de nombre Domingo Pesado y una veracruzana de San Andrés Tuxtla llamada Josefa Francisca Pérez Sarmiento Casado y Toro.
Su educación primaria la hizo Joquín en Orizaba, en el seno del hogar; y por ser poseedor de un cerebro privilegiado, adquirió, en forma autodidacta, una amplia cultura sin haber acudido a ningún establecimiento de enseñanza superior.
Por si sólo aprendió latín, italiano, francés e inglés, teología, ciencias naturales, ciencias políticas y bellas artes y en Orizaba, por su habilidad comercial, aumentó considerablemente la ya cuantiosa fortuna paterna atendiendo sus fincas rústicas, negocios de minería e industrias de hilados y tejidos.
A su intensa actividad cultural y comercial añadió la de la Política como miembro, en su juventud, del Partido Liberal, llegando a ser, en 1833, diputado y vicegobernador de la Legislatura del Estado de Veracruz, Ministro del Interior con el gobierno de Anastasio Bustamante en 1838 y en 1846, encargado del Ministerio de Relaciones Exteriores, Gobernación y Policía con el presidente Nicolás Bravo.
En su actividad política tuvo que afrontar la primera intervención francesa en México al puerto de Veracruz y promulgar la declaración oficial de guerra contra Francia negociando un Tratado de Paz con mediación inglesa, por el cual nuestro país convino en pagar a Francia la suma de 600 mil pesos por supuestos daños recibidos.
Entusiasta propagandista de las ideas liberales en el periódico “La Oposición” en tiempo de Valentín Gómez Farías, ya en su madurez se volvió paladín del Partido Conservador junto con sus amigos los intelectuales veracruzanos: el jurista don José Bernardo Couto, su primo hermano, el poeta y escritor don Manuel Carpio, don José María Roa Bárcena y el literato Sebastián Segura.
Hombre de gran talento y cultura, además de su riqueza, fue considerado como un personaje de los más importantes de su época. Junto con don José Bernardo Couto y con don Manuel Carpio, formó parte del jurado que evaluó la letra del Himno Nacional Mexicano, emitiendo su fallo el día 3 de febrero de 1854 a favor de Francisco Gonzáles Bocanegra.
Hombre de letras de gran renombre, fue profesor de Filosofía en la Universidad de México, perteneció a casi todas las agrupaciones científicas, literarias y artísticas del país y a algunas del extranjero. Fue miembro de la Academia de Letrán, del Ateneo, de la Sociedad de Geografía y Estadística, del cual formó parte de su junta directiva; y tuvo el honor de ser el primer mexicano admitido como miembro correspondiente de la Real Academia Española recibiendo su diploma con la firma de Martínez de la Rosa y de Bretón de los Herreros.
Poeta, narrador y periodista, en el primer periódico de Orizaba, “La Luz”, editado por don Félix Mendarte y en “El Radical” y “El Año Nuevo y la Cruz” exponía sus controversias y sus doctos escritos. Fue redactor de “El Mosaico Mexicano” y “El Recreo de las Familias” .
Inspirado poeta considerado representante del clasicismo, por su cultura lingüística conoció, en su propia lengua, a los poetas latinos, italianos, franceses e ingleses ensayando todos los géneros de la poesía épica, amorosa, moral, fúnebre, descriptiva y costumbrista.
Pesado se cuenta entre los primeros poetas que en el siglo XIX que ensayaron la poesía nacionalista describiendo escenas y costumbres aldeanas y campesinas y logrando cuadros de “un verismo vivaz con enérgicas y rápidas pinceladas” a decir de uno de sus críticos.
Hombre de sensibilidad religiosa, gran parte de su producción poética es de tipo religioso plasmada, según testimonios de expertos, “con simpática ternura y suave melancolía”.
En 1838 publicó su novela “El Amor Frustrado” una de las primeras novelas aparecidas en México; y más tarde sacó a la luz “El Inquisidor de México don Agustín de Iturbide”.
En estas dos obras y sus leyendas mexicanas que tienen como escenario los bellos paisajes orizabeños, se dio a conocer como gran literato; sin embargo lo que lo proyectó a la fama como poeta de corte clásico, fueron sus poesías religiosas que, hasta la fecha, figuran en muchas antologías.
Otros escritos salidos de su docta pluma fueron poemas de Lamartine, Manzoni, El Cantar de los Cantares, Salmos, algunos fragmentos de “La Jerusalén libertada” de Taso y la traducción de algunas odas de Horacio que merecieron elogios de don Marcelino Menéndez y Pelayo y de don Gabriel Méndez Plancarte.
Digno de mención es su ensayo “Los aztecas” libro que, traducido en verso castellano con ayuda de don Faustino Galicia Chimalpopoca, profesor de náhuatl en el antiguo Museo Nacional, es el primer intento literario por incorporar a la cultura mexicana antiguos cantos de la poesía azteca como legado poético de los primitivos habitantes de nuestro país.
Queremos terminar este sintético ensayo biográfico de don José Joaquín Pesado y Pérez haciendo notar algo que lo liga más con la historia de Pluviosilla: estuvo casado con doña Luz de la Llave y Segura, hermana del General de la Llave, y fue padre del pintor Natal Pesado y de la Duquesa de Mier, doña Isabel Pesado de Mier, quien legó a Orizaba el hermoso Castillo Mier y Pesado.
Cuando su esposa murió don Joaquín se volvió a casar radicando en la capital de la república, donde murió y fue sepultado el dia 3 de mayo de l86l.