Obra literaria de Rafael Delgado.
Con cierta pena debo reconocer que hasta hace unos meses el nombre de Rafael Delgado no representaba para mí más que un municipio cercano a Orizaba. Es probable que la gran mayoría de la población se encuentre igual que yo en ese entonces.
Fue hasta que Don Benjamín Maciel nos hizo el favor de publicar sobre este personaje que lo identifiqué ya propiamente como un escritor, cordobés de nacimiento pero Orizabeño por convicción. Paseando por el parque de los Berros en Xalapa me encontré con un busto, (bueno más bien con la base del busto pues éste último fue probablemente robado) en el que había una placa que rezaba “Rafael Delgado”.
Y parece que Rafael Delgado insistía en llamar mi atención pues a finales del año pasado me encontraba curioseando en una tienda de libros de segunda mano cuando en el catálogo de la “D” me encontré un par de libros de “Rafael Delgado”. En un inicio no lo identifiqué de inmediato sin embargo me detuve y dije “Se me hace conocido”. Al tomar uno de ellos y leer la contraportada de inmediato me dí cuenta que se trataba de este personaje cuya biografía nos había compartido Don Benjamín y cuyo busto brillaba por su ausencia en una columna del conocido parque.
Llamó mi atención que ambos libros narraban historias acontecidas y ambientadas en Orizaba, por curiosidad adquirí ambos.
Así que el primer libro que leí fue “La Calandria”. Debo decir que aunque la historia puede parecer sencilla y podríamos resumir la trama en quizás una charla de algunos minutos la riqueza de esta obra está en la excelente narrativa de Delgado que con gran detalle nos describe la Orizaba de finales del siglo XIX permitiéndonos crear una imagen fiel de los lugares, las personas y las situaciones que se presentan en la historia. No podremos evitar encontrar en ella usos y costumbres que perduran hasta nuestros días o que al menos hemos escuchado mencionados por nuestros adultos mayores.
Además nos ofrece una riqueza de vocabulario que nos va a obligar quizás más de una vez a consultar el diccionario (aunque ahora basta con usar el buscador de google desde una computadora o celular) para averiguar o bien recordar el significado de algunas palabras que la época o bien los usos y costumbres han dejado atrás.
Investigando sobre “La Calandria” me encontré que para muchos críticos se trata de la mejor novela mexicana del siglo XIX. ¡Y ésta fue escrita por un Veracruzano, Orizabeño y además se ambienta precisamente en nuestra Orizaba Antigua! Es para estar orgullosos.
“Los parientes ricos”, fue el siguiente libro que leí. Nuevamente quedo gratamente impresionado por la habilidad de Delgado para retratar los detalles de los lugares. Me parece envidiable la facilidad con la que nos crea una imagen a partir de su narración de los espacios donde se lleva a cabo la acción de los personajes de la historia los cuales también son descritos magistralmente de forma que no sólo podemos hacernos una imagen de su aspecto físico sino de su carácter y sentir por ellos afecto, admiración, simpatía, pena o hasta desprecio. Aquí Delgado bautiza como "Pluviosilla" a su querida Orizaba.
Quiero llamar la atención, amable lector en el siguiente punto, quizás a usted no llame tanto la atención como a mí pero es necesario tomarlo en cuenta. Al leer estas historias no estamos leyendo a alguien del presente que se da a la tarea de escribir una historia ambientada a finales del siglo antepasado basado en su imaginación y un buen conocimiento de la historia. No, estamos leyendo a alguien que las escribe desde su propia realidad y tiempo, a un escritor que narra su realidad “contemporánea”, si es que no peco de redundante con esa última descripción.
Leemos a un hombre que vivió en su infancia-adolecencia el imperio de Maximiliano y que nos cuenta la historia de “la calandria” en un México que recuerda aún el imperio y aún no ve la presidencia de Díaz como una dictadura sino como una larga presidencia. No sé a usted pero eso me parece fascinante, en cierta forma nos permite viajar en el tiempo y encontrarnos con personajes vivos de los que ahora probablemente sólo encontraríamos a sus tataranietos.
He adquirido dos libros más, espero poder conseguir toda la obra aunque probablemente sea en libros de uso ya que al parecer no se han hecho nuevas ediciones. Eso nos habla de que es necesario dar un vistazo al pasado para revalorar a nuestros escritores, más en una época en que la publicación de textos por medios virtuales o escritos está al alcance de cualquiera y que lejos de llevarnos a la calidad nos lleva a la cantidad.
Ojalá los maestros de lectura y redacción de la región de Orizaba en bachillerato acerquen a sus alumnos a la obra de Rafael Delgado, es difícil, los muchachos (y no sólo los de ahora) están a menudo peleados con la lectura. El problema es que actualmente los distractores son más numerosos, atractivos y más al alcance. Quizás haciendo lectura en voz alta durante la clase de obras cortas.
Acerquémoslos a Delgado de la misma forma que en la región de la Mancha en España deben acercarlos a Cervantes. Y no me malinterprete amable lector, no es que quiera comparar la calidad de las obras de ambos escritores que tienen cada uno su justo lugar, sino más bien por un orgullo regionalista que no es pecado sino más bien virtud.
Termino compartiendo este fragmento del prólogo original de “Los parientes ricos” escrito por Delgado que revela la sencillez del escritor al dirigirse al lector como el mejor juez de su obra. Acaso sea la mejor invitación a leer alguno de sus textos:
“…desde ahora me someto a tu fallo, por adverso que me sea; que desde hoy agradezco tus elogios y me pago de tu aplauso, si aplauso y elogios tuvieres para mí; que respetuoso y humilde acataré tus juicios siempre muy atinados y discretos, por contrarios que me fueren, y te prometo para otra ocasión enmendarme y corregirme, si en algo o en mucho me corriges y enmiendas…”
Link para descargar “La Calandria”: http://clasicos.librosmexico.mx/…/pdf_lib…/17920-2-95439.pdf
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